Renacer en cada nuevo Amanecer
23.2.12
Tu dolor está afilado como un bisturí
y esa carcajada no se puede ni reír.
Te subiste al techo de tu ombligo, y
ahí estás.
Pero los cordones te los ata tu mamá.
No das más.
No parás.
No brillás.
No das más.
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