27.1.12

Sesenta segundos sesenta veces,  contaba y faltaban siete veces más. Cerraba los ojos, soñaba irse lejos pero despertaba siempre en el mismo lugar. Ladraba, ladraba y no mordía nada, por miedo a quedarse sin cucha ahí nomás.
Da rabia cuando un pobre diablo te quita todo lo que Dios no te dá. Para despegar una hora no alcanza a la vuelta la panza le va a reclamar y el flash que a destiempo se le hace inseguro (sopita caliente en la mesa de bar.).
Decidió que iba a ser un pájaro libre y que nada más lo iba atar. Y cuando los sueños son de tal calibre no hay despertador que los pueda bajar!


(no hay que darle al tiempo lo que no es de él, y hoy sabe que todo a valido la pena..)

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