24.2.13











Le gustaba nadar. Más bien le gustaba hundirse en el agua. Llegar a lo más profundo que su cuerpo le permitía. Allí abajo, todo se veía diferente, todo tomaba un color azulado. La sensación de lejanía y cercanía, todo a la vez. Sentía esa libertad naciendole desde lo más profundo de sus entrañas. Nada era imposible. Le gustaba y mucho, bajo el agua se sentía segura. Ahí dónde los gritos no llegaban, las voces, por fin, se callaban. Sólo el silencio y la sensación de existir. Estar. En ese instante y nada más.
Cerrar los ojos y dejar huir el poco aire que permanece dentro suyo queriendo escapar. Finalmente..

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